Me encontraba esperando a mi pareja en un restaurante ya que habíamos decidido ir a cenar para celebrar nuestro aniversario, ya hacía 1 hora que estaba esperando a que llegase pero al ver que pasó otra media hora y no llegaba, decidí acercarme a la barra a pagar lo que había consumido, me sentía destrozada, pero estando en la barra se me acerca un chico muy guapo, se dio cuenta de que no me encontraba bien, era lógico como después de que llevase 5 años de relación con mi pareja, el día que íbamos a celebrar nuestro aniversario y sabiendo que lo estaba esperando se atreve a enviarme un mísero mensaje diciéndome que lo sentía pero que no podía seguir conmigo porque se había enamorado de otra persona, el chico no dudo en ningún momento el hablarme y decirme que porque lloraba, en ese momento no dude en contárselo porque necesitaba contar lo que me pasaba, entonces me dijo que no me preocupase que el me escucharía para que pudiese desahogarme. Decidí salir fuera a tomar el aire y el me acompaño, entonces comencé a contarle lo que me pasaba y me comentó que le había pasado lo mismo y que no sabía el porqué su chica le hacía eso si para el ella era la persona más importante ya que sus padres habían muerto y estaba solo en este mundo, me dolió mucho su historia y decidí que intercambiásemos los números de teléfono, al día siguiente al levantarme por la mañana recibí un mensaje y era del chico de la noche anterior me preguntaba que como me encontraba y eso me reconforto mucho así que le conteste y le propuse que nos viésemos en el parque central y acepto, todo fue surgiendo poco a poco y nos hicimos amigos, siempre nos apoyábamos el uno al otro y todos los días nos veíamos, se nos hacía muy raro el día que no teníamos una quedada, me di cuenta de que lo que sentía por el era algo más que una bonita amistad por eso decidí decírselo ya que no quería que siguiésemos viéndonos y ocultando le la verdad, cuando se lo dije me asombro su reacción ya que su respuesta fue que el sentía lo mismo, decidimos darnos una oportunidad ya que teníamos personalidades muy iguales y sabíamos compaginarnos muy bien el uno con el otro, además de que los dos habíamos pasado por lo mismo y éramos un gran apoyo emocional para cada uno al finalizar el día, solo con una sonrisa del otro nos sentíamos bien.
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